Descubre cómo Costa Rica enfrenta los retos de la transición energética. Paneles solares, almacenamiento y regulación para empresas e industrias.
HiPower
Jul 14, 2025 4:09:29 PM
Descubre cómo Costa Rica enfrenta los retos de la transición energética. Paneles solares, almacenamiento y regulación para empresas e industrias.
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Jul 14, 2025 4:09:29 PM
Costa Rica ha sido históricamente reconocida por su liderazgo en el uso de energías limpias. Sin embargo, el contexto actual nos muestra que mantener ese liderazgo requiere más que buenas intenciones: demanda inversiones estratégicas, innovación tecnológica y un marco regulatorio adaptado a los nuevos desafíos.
En este artículo analizamos los principales retos de la transición energética en el país, desde la diversificación de la matriz hasta la estabilidad del sistema eléctrico y el papel crucial de los sistemas de almacenamiento de energía. Además, exploramos por qué el marco normativo debe evolucionar para permitir un crecimiento sostenible y resiliente del sector energético.
La transición energética es el proceso de cambiar la forma en que generamos y consumimos energía, dejando atrás los combustibles fósiles y adoptando fuentes limpias y renovables como la solar, eólica, hidroeléctrica y otras tecnologías de almacenamiento.
Sin embargo, este cambio implica mucho más que instalar paneles solares o turbinas eólicas, por dar unos ejemplos. Se trata de descarbonizar sectores clave de la economía, reducir nuestra dependencia de los derivados del petróleo y modernizar el sistema eléctrico para que sea más resiliente, eficiente y sostenible.
En este contexto, el rol de la innovación tecnológica, y el marco normativo son fundamentales para que una transición energética sea efectiva. Ahora veamos qué significa esto para Costa Rica.
En Costa Rica, la transición energética representa un cambio profundo en la manera en que se produce, distribuye y consume electricidad. Aunque durante años el país ha sido referente global por su alto uso de fuentes renovables, la realidad actual muestra que hay importantes retos por delante.
En 2024, solo el 86,8% de la energía eléctrica se generó con fuentes renovables, la cifra más baja desde 2015, según datos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Este descenso —impulsado por factores como la sequía y un aumento en la demanda— obligó al país a utilizar generación térmica y activar por primera vez en 17 años una alerta nacional por posibles racionamientos eléctricos.
Esto demuestra que la transición energética en Costa Rica ya no se trata solo de mantener un porcentaje alto de fuentes limpias. También es necesario reforzar la resiliencia del sistema eléctrico para responder a variaciones en el clima y la demanda, garantizando la continuidad del servicio, en especial para sectores críticos como la industria, los hospitales o los servicios esenciales.
Para lograr una transición energética más resiliente y adaptada a las nuevas condiciones del país, es necesario enfocarse en una serie de acciones estratégicas. Estos son algunos de los pilares clave que pueden marcar la dirección de este cambio:
En resumen, la transición energética en Costa Rica no solo busca sostenibilidad ambiental, sino también asegurar un modelo más diverso y resiliente que pueda responder a una demanda creciente y condiciones climáticas cada vez más extremas.
Un aspecto clave para lograrlo es la transformación de nuestra matriz energética, históricamente dominada por la hidroelectricidad. Veamos por qué diversificarla se ha vuelto una prioridad.
Costa Rica se encuentra en una nueva etapa de su transición energética, una en la que avanzar hacia una matriz eléctrica más equilibrada y diversa se ha vuelto esencial. Las condiciones climáticas extremas recientes, junto con el crecimiento sostenido de la demanda eléctrica, han acelerado la necesidad de incorporar nuevas fuentes renovables de forma estratégica.
Según el Plan de Expansión de Generación del ICE (PEG 2024–2040), se proyecta un crecimiento significativo en generación solar y eólica. La capacidad instalada en energía solar pasará de 5 MW en 2023 a 551 MW en 2030 —un aumento de más de 100 veces—, mientras que la generación eólica crecerá de 408 MW a 633 MW en ese mismo periodo, un incremento del 55%.
Este crecimiento representa un avance importante hacia una matriz energética más equilibrada. Sin embargo, también introduce desafíos técnicos que no pueden pasarse por alto.
A diferencia de las plantas hidroeléctricas o térmicas —que, gracias a su masa rotativa, aportan inercia al sistema eléctrico y ayudan a amortiguar cambios repentinos en la frecuencia—, las tecnologías como la solar y la eólica no contribuyen de forma natural a mantener esa estabilidad.
Esto plantea una nueva pregunta: ¿cómo aseguramos la estabilidad del sistema cuando incorporamos más fuentes renovables variables? La respuesta está en comprender cómo funciona la frecuencia eléctrica —y cómo tecnologías de almacenamiento avanzado pueden ayudar a mantenerla bajo control.
A medida que Costa Rica incorpora más energía solar y eólica, también aumentan los desafíos para mantener la estabilidad del sistema eléctrico. Esto se debe a que estas fuentes renovables son variables y no pueden responder de forma inmediata a cambios en la demanda o a caídas inesperadas en la red.
Aquí es donde entra en juego el almacenamiento energético, en particular las baterías con tecnología formadora de red o grid-forming. A diferencia de los sistemas convencionales, estas baterías no solo almacenan energía, sino que también pueden simular el comportamiento de una planta tradicional, ayudando a estabilizar el sistema.
Las ventajas de estas baterías incluyen:
En conjunto, estas funciones hacen que el almacenamiento avanzado no sea solo un respaldo, sino un componente esencial para integrar más renovables sin poner en riesgo la seguridad del sistema eléctrico nacional.
Para que soluciones como el almacenamiento con baterías formadoras de red puedan implementarse de forma masiva, es necesario que la regulación energética evolucione junto con la tecnología.
Estas tecnologías ya se están integrando en proyectos privados e industriales, y eventualmente se conectarán a nuestra red eléctrica nacional. Por eso, contar con reglas claras y actualizadas es esencial para que estas soluciones aporten de forma efectiva al sistema.
El marco normativo podría incluir:
En otras palabras, no se trata solo de permitir el uso de nuevas tecnologías, sino de crear condiciones que las hagan viables, seguras y eficientes.
Este 31 de julio, te invitamos a asistir al Congreso de Energía 2025, organizado por la Cámara de Industrias de Costa Rica. En este espacio se abordarán temas clave como la energía solar aplicada a empresas e industrias, el almacenamiento inteligente y el futuro de la infraestructura eléctrica del país.
Será una oportunidad para conocer experiencias reales, explorar nuevas tecnologías y conectar con actores estratégicos del sector energético y productivo. Tu participación es clave para seguir construyendo un modelo energético más sostenible y competitivo para Costa Rica.
Nota: Este artículo es de carácter informativo y no sustituye el asesoramiento técnico, legal o profesional. Para la implementación de proyectos energéticos o decisiones relacionadas, se recomienda consultar con especialistas calificados y seguir las normativas vigentes aplicables.